La Pandemia ha dejado una sensación de miedo a seguir, a no saber si mañana volverá a pasar algo inesperado y no poder nuevamente salir de casa.

Tener miedo es parte de nuestra naturaleza, es humano, sin embargo vivir con constante miedo no nos ayuda a avanzar, vivir en modo a la defensiva, preparad@ para atacar tampoco lo es. 

¿Entonces qué hacer? ¿Cómo volver a aprender a vivir?

Si hacemos un repaso a las tragedias y crisis de la vida podemos ver que definitivamente dejaron, a pesar de todo, aprendizajes ya que si entendemos y aceptamos que la vida tiene esas etapas será más simple sobrellevarlas, no evitarlas sino saber y creer que es parte de la vida aunque no sean agradables. 

La sociedad y el sistema ha quedado afectado, todos de alguna manera u otra nos hemos visto cambiados, hemos dejado de hacer algunas cosas, hemos implementado otras como rutinas diarias, no obstante algunas de ellas no nos ayudan, todo lo contrario, puede que agraven la ansiedad que el mismo confinamiento dejó.

 Es tal el malestar acumulado que incluso ahora que todo regresa a la normalidad aún se siente algo extraño, como un miedo o desgaste que aun está. Hay una sensación de cansancio mental, de fatiga, de intolerancia, de odio. 

Durante el confinamiento, entre la incertidumbre hubieron muchas personas que estuvieron solas, sin el apoyo o compañía de nadie, incluso lo que solían relacionarse con otros, dejaron de hacerlo, lo que llevó a desacostumbrarnos a interactuar, a compartir. Esto que hemos dejado de hacer es lo que nos caracteriza como seres humanos, el relacionarse, el escuchar, el conversar, el intercambiar ideas, sin necesidad de conseguir algo. Por esta razón es fácil encontrarse con personas con actitud evitativa, es como si el hecho de volver a salir o interactuar llevara a un mayor esfuerzo. 

¿Por dónde empezar? Volviendo a uno, ya lo decía el Budista Thích Nhất Hạnh; si no te ocupas de tu casa en llamas se quemará. Esto quiere decir que si no empezamos por nosotros a entender, aceptar, buscar ayuda y hacernos responsables de nuestras emociones lo único que lograremos es hacer daño a otros (nos terminamos quemando y quemando a otros) Las cosas no van a cambiar si no empezamos a atender nuestras emociones, no me refiero a que te tengas que ir a la montaña solo, al contrario buscar apoyo y ayuda hará que este proceso sea más fácil. Compartir y tener contacto con otras personas es necesario para nuestra existencia, estar solos también, sin embargo es necesario hacer un balance, ya que no hemos venido a ser autosuficientes, estamos aquí para experimentar la vida con otros y a través de ellos. Solo piensa por un momento esto.

Se necesita buscar un espacio de apoyo, un lugar seguro con otro.

Tomarse las cosas más a la ligera, bajar el ritmo, eso no quiere decir no esforzarse, esto quiere decir no andar perdido en tú cabeza mientras alcanzas lo que quieres.

Nos encontramos en un estado de cansancio emocional debido al covid que es como si nos hubiéramos olvidado de vivir, no es cuestión de recuperar el tiempo perdido, sino de aprovecharlo para mirar lo que hemos pasado y decidir si queremos seguir así.

Entiendo el cansancio, por supuesto, todos lo estamos, sin embargo podemos tomar esto para aprovechar en conocernos y hacernos responsables de lo que pasa en nuestro interior en vez de tratar al mundo de una manera tan hostil. Debemos volver a reconectar, a mirar, empatizar y mirar con compasión.

La intolerancia ocasionada por este cansancio mental es lo que nos ha llevado a tener una actitud poco humana y lo peor de todo es que queremos mantenerla.

La mejor manera de comunicarnos es frente a frente, no estoy diciendo que es la única, pero hay que darnos cuenta que no somos robots. Por supuesto que la tecnología ayuda y claro que hay que avanzar con ella pero no podemos reemplazar el lenguaje no verbal y verbal con un chat. No sabemos quién tenemos al otro lado del ordenador, no sabemos porque no responden, todo termina sólo en interpretaciones, que lamentablemente no se pueden aclarar porque escribir un mensaje no es lo mismo que conversar, piénsalo, en una conversación de a dos intervienen muchos factores, no son solo palabras, son sensaciones, emociones, gestos, a veces silencios, en resumen, es complejo, no podemos pretender reemplazar algo tan valioso con un mensaje.

Hablar con un terapeuta es necesario hoy más que nunca, no es un hobby o distracción, lo necesitamos para no perder nuestra naturaleza, nuestra esencia. 

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